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miércoles, 27 de junio de 2018

Al British con primero de ESO

Siempre tengo dudas con estas cosas...

Por un lado está el tema de los museos masificados: las colas de algunas exposiciones en el Reina Sofía o en el Prado de Madrid, o las salas atestadas de momias y turistas del British Museum. Me vale también pensar en Stonehenge o Pompeya o el Acueducto de Segovia.
¿Cómo poner algún límite a esas masas que lo invadimos todo sin criterio? No suena muy bien proponer limitar quién puede ir a estos sitios, pero no estaría mal que llegara a ellos sólo quien realmente tiene ganas de ver los objetos que están expuestos.
Mucha gente está viendo vasos griegos o bifaces o relieves asirios como podría estar viendo cualquier otra cosa. O nada.
Al final, para mucha gente, museos tan maravillosos como los que hay aquí se convierten en parques temáticos en los que dar un paseo, merendar y comprar postales.

Y por otra parte están las visitas que se hacen con los alumnxs: hoy nos hemos ido el profe de historia y yo con un grupito de alumnxs de primero a ver algunas salas del British Museum.
Por un lado uno piensa que qué suerte que estos chavales puedan ver la leona herida y los mármoles del Partenón y que haya un profe que se lo explique y les cuente.
Pero en realidad muchos de ellos están más pendientes del móvil y de cuánto queda para volver al cole que de lo que están viendo, que les interesa más bien poco.
Supongo que, a pesar de todo, merece la pena y que, a unos poquitos de ellos, les quedará el recuerdo de lo que han visto y que, cuando vuelvan dentro de un tiempo al museo, podrán decir que vinieron con un par de profes y que les gustó la visita y le suena no sé qué historia sobre un rey que cazaba leones...

En fin... ¡seguimos!

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