Cuando estuve aquí en diciembre, volví a casa con la noticia de que en las elecciones andaluzas había conseguido escaños lo más rancio de nuestro país.
Luego aún ha sido mucho peor.
Aquí tampoco se privan de nada: tienen un presidente impresentable que ha decidido suspender el parlamento para que no se pueda debatir. Y siguen con la idea, como algunos en España, de levantar muros y fronteras en lugar de borrarlas del mapa.
Pero tranquiliza un poco salir a la calle y ver que hay miles de personas que se manifiestan por un mundo mejor y más libre.
A pesar de todo, ¡seguimos!
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