En Londres, como en Madrid, ya se anuncia la Navidad: luces, calles atestadas, escaparates tentadores, bolsas, paquetes, adornos.
Hoy he estado de compras en Waterstones, he ido a ver piedras al Museo Británico, he comido con Suso y Nuria, he dado un paseo con ellxs por Piccadilly y he terminado haciendo un viaje del infierno en metro.
Me encanta esta ciudad. Invisible e insustituible, como decía Sabina de Madrid. Y confirmo, por si me quedaban dudas, que molaría pasar otra temporada aquí...
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