Hoy hemos tenido un día raruno: he acompañado a Lucía y Juan Carlos, los tutores de segundo de ESO, con sus niñxs, a echar el día en Ravenscourt Park. Esxs que se ven al fondo, son nuestros alumnxs de segundo de secundaria jugando al fútbol, echando guerras de agua, a ratos jugando como niños y a ratos queriendo ser mayores...
Y yo preguntándome qué hago ahí...
Y por la tarde la evaluación de tercero y cuarto. Y yo confirmando que no les ayudamos cuando abrimos la mano y aprobamos a más de los que lo merecen, y les hacemos ver que con portarse un poco bien se puede pasar de curso y seguir y seguir adelante aunque no sepan nada.
A veces jugamos un juego que tiene poco que ver con la enseñanza como yo la entiendo, y como sé que la entienden algunos otros profes del claustro.
Pero bueno, ahí vamos. Y en este centro que además es tan peculiar, esto se nota aún más: el equipo de profes cambia constantemente, nadie se va a pasar aquí muchos años, todo el mundo va a estar uno o dos o seis y para ese tiempo no compensa pelear mucho.
Así que al final uno tiene un poco la sensación de que se hacen grandes cambios, se escriben memorias y proyectos e informes que parece que renuevan todo, para que al final todo quede como estaba y los niñxs pasen de curso sin hacer ruido.
En fin...
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