Una de las cosas que más me están gustando de Londres es que cada dos por tres me sorprende con algo. Todo el rato. Sin parar.
Esta vez ha sido el Holland Park, un parque que no está lejos de donde vivo, del que me habían hablado (y recomendado) unas cuantas personas, pero que aún no había tenido tiempo de ir a ver.
Y ha sido todo un descubrimiento: otro de esos "pulmones" que tiene Londres aquí y allá en los que pasear y perderte y descubrir...
Creo que es este tipo de cosas lo que hace que esta ciudad provoque esta sensación de que es inagotable. Y eso mola.
(Y además estos días está haciendo un tiempo maravilloso, así que estos descubrimientos dan todavía más gusto y sientan aún mejor...)
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