Y caminando iba pensando que ganar / Siempre es tentar a la otra cara de la suerte / Y que por eso te hacen daño los huesos / Cuando golpeas fuerte //
Y así se fue chasqueando los dientes / En memoria de algún actor / Cuyo nombre se ha perdido / Y que hacía de bandido //
Y sintió la alegría del olvido / Y al andar descubrió la maravilla / Del sonido de sus propios pasos / En la gravilla...
[El canto del gallo, Radio Futura, 1987]

miércoles, 13 de junio de 2018

Flores y lápices

Esto es lo que se ve desde el ventanal del salón de mi casa. Al fondo, un poquito a la izquierda se ve la torre Grenfell.
Mañana, 14 de junio, se cumple un año del incendio que la arrasó. En estas últimas semanas la han recubierto con un andamio blanco con un corazón enorme verde, mucho más amable de ver que el bulto negro requemado que se veía desde todo el barrio cuando yo llegué a Notting Hill.

Estos días todo el mundo habla de esto por aquí.

A los pocos días de llegar una compañera me explicó que era una torre de viviendas sociales, que un día se inició un pequeño incendio en un piso bajo y que en minutos la torre ardió como si fuera de paja.

Parece ser que no hacía mucho que habían cambiado el recubrimiento de las fachadas para mejorar su aspecto, y lo hicieron con un material que era muy inflamable, saltándose todas las normativas antiincendios.

El caso es que, oficialmente, murieron 72 personas y quedaron muchas familias sin casa. Pero parece ser que, extra oficialmente, las víctimas son muchas más: 400 ó 500. Y ha habido desvío de ayudas. Y ha habido gente tratando de pasarse por víctimas para conseguir casas...
Igual que hay gente que se ha beneficiado de esto y que aún intenta hacerlo, también ha habido una respuesta increíble solidaria de la ciudad hacia las víctimas.

En fin, una de esas tragedias evitables debidas a la negligencia y a la codicia, y que sacan lo peor y lo mejor de las personas.

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