Una de las horas que mejor me sientan de la semana es la que tengo libre los viernes, justo antes de comer. A esas horas ya se siente el fin de semana y "sólo" me quedan un par de clases por la tarde con los primeros de secundaria.
Suelo aprovecharla para dar un paseíto por el mercado de Portobello viendo los puestos que quedan más cerca del cole. Creo que nunca he llegado a comprar nada, pero es un espectáculo ver la cantidad de cosas (y sobre todo el tipo de cosas) que hay por aquí.
Y, sin ninguna duda, es una muy buena estrategia para despejar la mente entre clase y clase...
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