Me gustan estos ventanales que tienen tantísimas casas aquí. En la casa de Irene y Peter también estaban. Y en la casa en la que estoy ahora están pero un poquito más altos. Supongo que el motivo de "redondear" así las fachadas de las casas es tratar de captar toda la luz posible en una ciudad en la que en invierno anochece a las tres o las cuatro de la tarde y en la que la mayor parte del año está el cielo cubierto y la vitamina D se ha convertido en un bien muy escaso.
Ya estoy instalado en mi nueva casa. Hoy va a ser mi tercera noche aquí y estoy cómodo, contento, con un espacio estupendo para sentirme bien, para disfrutar de estos meses, para sentirme lo más en casa posible. Tengo que reconocer que, como me dice María de vez en cuando, la vida me/nos trata bien.
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