Y caminando iba pensando que ganar / Siempre es tentar a la otra cara de la suerte / Y que por eso te hacen daño los huesos / Cuando golpeas fuerte //
Y así se fue chasqueando los dientes / En memoria de algún actor / Cuyo nombre se ha perdido / Y que hacía de bandido //
Y sintió la alegría del olvido / Y al andar descubrió la maravilla / Del sonido de sus propios pasos / En la gravilla...
[El canto del gallo, Radio Futura, 1987]

viernes, 30 de marzo de 2018

El Mesías en el RAH

Esta tarde hemos ido a ver El Mesias de Haendel en el Royal Albert Hall. Llevan ciento no sé cuántos años interpretando en este lugar El Mesías cada Viernes Santo. Y hoy hemos tenido la suerte de poder escucharlo y vivirlo en directo. Podría tratar de contar aquí la experiencia, pero no lo voy ni a intentar: ha sido maravilloso.

Recuerdo que hace casi treinta años, cuando vine a Londres a visitar a Adriana, estuve un par de veces en los Proms del Royal Albert Hall con los Gil. Una de las veces fue para escuchar La flauta mágica de Mozart. Tenía un recuerdo vago del lugar y muy mezclado con las fotos y vídeos que he visto en todos estos años, así que ha sido casi como ir por primera vez.

Hemos llegado con tiempo, así que hemos intentado investigar un poco y colarnos por algunos pasillos para tratar de ver el edificio. No nos han dejado asomarnos desde la galería de arriba del todo, pero hemos podido pasear un poco por algunas de las gradas altas. Desde allí he hecho la foto de hoy.

No conozco mucho El Mesías: lo he escuchado alguna vez en youtube o en disco pero nunca en concierto. Así que he ido con esa precaución y ese interés de asistir por primera vez a algo que no conoces y que sabes que es grande. Estos días, para hacernos más fácil el concierto, he estado buscando información, recopilando los textos y las traducciones, etc. y preparé una especie de "programa de mano" que nos ayudara durante el concierto a seguirlo con más facilidad.

Nunca deja de sorprenderme el poder de la música: doscientas personas sobre un escenario, haciendo música como si fueran una sola, manteniendo la atención y el asombro de otras cinco mil. Hay algo sobrecogedor en esa representación casi catártica, en esa entrega del público confiando en que se le va a brindar una experiencia que le va a transformar.

Conmigo hoy ha funcionado: he salido, de algún modo, transformado después de vivir este concierto.

¡Seguimos!

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