Y ésta es una de esas cosas tontorronas, que no parecen tan importantes, y que quizá no lo son tanto, pero que yo estaba echando mucho de menos: poder sentarme tranquilamente a cenar viendo una peli.
Sin más.
En estas semanas en las que he cambiado varias veces de alojamiento y en las que me estoy mudando con poco más que una maleta con cuatro cosas, estoy pensando mucho en cómo me relaciono con los lugares en los que vivo. Y estoy siendo consciente, más de lo que era, de lo importante que es para mi tener la sensación de que realmente me siento en casa allá donde viva. Necesito "apropiarme" del lugar de algún modo para tener ganas de estar allí, para vivirlo.
La mujer que me ha alquilado la habitación me dijo que si lo consideraba necesario llamara a alguien para que hiciera una limpieza general de la casa antes de entrar yo. Cuando vi cómo estaba pensé que en realidad no había que hacer tanto y al final he preferido hacerlo yo: ha sido una buena forma de "hacerme" con el que va a ser el sitio en el que voy a vivir en las próximas seis semanas.
Está siendo todo un ejercicio escucharme para descubrir qué quiero hacer cuando vuelva. Y en particular cómo y dónde quiero vivir...
¡Seguimos!
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