Como mi landlady me cambió las condiciones que habíamos acordado al principio y, de repente, decidió que no admitía que trajera visitas a casa, estos días he vuelto a la casa de Irene y Peter, en la que pasé mis primeras semanas en Londres. He vuelto a ver a sus peques y he vuelto a sentirme muy a gusto allí. Y he vuelto a cruzar la pasarela que crucé a diario para ir y volver del cole en esos primeros días.
Ayer hablaba de los mapas que creamos de los lugares según los vamos viviendo y conociendo. Me refería a los lugares que visitamos: sitios en los que comemos, o que nos gustan para tomar un café o trabajar o charlar con alguien.
Pero también me llama mucho la atención cómo vamos construyendo poco a poco una red de caminos por los que transitamos. Al principio tardé un tiempo en ir uniendo mentalmente unos puntos con otros según los iba conociendo.
Estos días, al volver a cruzar la pasarela sobre el canal, he sentido que volvía a un territorio ya conocido, que formaba parte de mi vida aquí y de mi cotidianidad.
Posiblemente pronto me vuelva a cambiar de casa. Me apetece estar en un lugar en el que me sienta más cómodo. Espero que más pronto que tarde.
Y entonces volveré a crear hilos nuevos en esa red y a dibujar nuevos caminos en este mapa autobiográfico que poco a poco me estoy construyendo de esta ciudad.
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