Anoche volví, esta vez con María, al Kanada-ya, el restaurante japonés de Piccadilly en el que estuve hace unas semanas con Carlos y que tanto me gustó. Un cierre perfecto para estos días con ella en Londres.
No tengo ni idea de cuántos cientos de restaurantes y de pubs habrá en esta ciudad. MIles. Por mucho tiempo que estés aquí en realidad sólo acabas conociendo unos poquitos. Y los conoces porque alguien te lleva o porque el azar te hace encontrarlos o porque algo te llama la atención de ellos o porque en un momento de prisas no encuentras otro sitio abierto en el que parezca que puede merecer la pena comer o tomar algo.
El caso es que poco a poco, probando, confiando en el azar y en la intuición, uno se va construyendo su propia lista de preferencias, de lugares 'favoritos' a los que te gusta ir y a los que te apetece llevar a quienes quieren compartir una parte del camino contigo.
En estos meses que llevo aquí, poco a poco, muy despacito, voy haciendo esa especie de mapa de los lugares de Londres que me gusta visitar. No es sólo un mapa de sitios donde me gusta comer o tomar un café, es también el mapa de lo que estoy viviendo aquí. Un mapa vivo.
No hay comentarios:
Publicar un comentario